El
informe Bernat Soria, promovido porAbbott, tiene como objetivo establecer
recomendaciones sobre el papel que debería jugar la Industria Farmacéutica para
garantizar la calidad y la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS).
Según Bernat Soria, para alcanzar este objetivo es necesario contar con la
opinión libre y respetuosa de todos los integrantes
del SNS tales como: pacientes, farmacéuticos y distribuidores, gestores
hospitalarios y profesionales sanitarios (médicos y enfermeros).
En
primer lugar, habla sobre la importancia
del SNS no solo como garantía de asistencia sanitaria sino como un valor
estratégico en la actividad económica del país, ya que asegura la salud laboral
de los trabajadores aumentado su productividad. Además permite que los
ciudadanos puedan asumir riesgos, genera empleo de alta calidad, es una fuente
de riqueza por el retorno de la inversión (40%) y fomenta la diversificación de
la industria.
El
gasto público en salud en España se
encuentra por debajo de la media europea, sin embargo, ha obtenido unos
indicadores de calidad sanitaria superiores a otros países que realizan una
mayor inversión en sanidad. A pesar de esto, es necesaria una redistribución de
los recursos para reforzar la medicina
preventiva y el desarrollo de programas de educación, prevención y promoción
de la Salud, ya que solo se destina a ello un 1,4% del presupuesto sanitario.
Los
integrantes del SNS valoran positivamente la equidad, solidaridad y universalidad del mismo; sin embargo,
otorgan mayor importancia a los profesionales
sanitarios como la pieza clave para garantizar la sostenibilidad y calidad
del sistema sanitario. Si bien es verdad, solo se menciona en este informe a
los médicos y enfermeros/as puesto que son los que prescriben y administran los
medicamentos, respectivamente. Es de esperar que en un informe promovido por
una Industria Farmacéutica no se mencione a los fisioterapeutas, puesto que nuestras herramientas terapéuticas
principales son los medios físicos.
Por
otra parte, el copago y/o ticket
moderador son medidas valoradas negativamente y es compresible puesto que
el SNS se financia con impuestos, por lo que se trataría de re-pago o pago
adicional. Sin embargo, los colectivos participantes en este informe están de
acuerdo con la incorporación de la factura
sombra, documento en el que se detalla al paciente el coste de la
asistencia recibida, aunque al estar en la cartera de servicios del SNS, no
tenga que abonarlo. Personalmente, esta medida me parece muy adecuada para concienciar a la población de la
necesidad del uso responsable de los
recursos sanitarios con miras a mantener la sostenibilidad y calidad de nuestro
SNS.
También
se hace referencia a la necesidad de despolitizar
la sanidad española ya que la distribución de las competencias sanitarias
entre las 17 comunidades autónomas (CC.AA) y el nombramiento discrecional
político de los gerentes hospitalarios se percibe como una falta de equidad por
los agentes del SNS. También se hace hincapié en la importancia del Ministerio de Sanidad, que tiene unas
competencias exclusivas y diferentes a las de las CC.AA, y la necesidad del Pacto por la Sanidad.
El
IV apartado del informe, trata sobre la Industria
Farmacéutica en el SNS. Bernat Soria explica que la valoración negativa que
recibe la Industria Farmacéutica se debe al desconocimiento por parte de los usuarios y a la falta de transparencia que proyecta
esta industria. También, defiende que su aparente falta de transparencia se
debe al desconocimiento de la estricta regulación a la que está sometida por
parte de la Administración Pública, la cual limita la información que llega al
usuario.
Se
defiende la participación de la Industria Farmacéutica en la mejora de la salud
a través de la investigación (I+D+i), la formación de profesionales sanitarios,
acciones de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), actividades de prevención
y promoción de la Salud… También, hace alusión al bajo coste de los medicamentos en España y a la necesidad del uso racional de los mismos.
Se
hace especial mención a los riesgos que supone para esta industria la inversión
en I+D y se propone la responsabilidad
compartida entre el Gobierno y la Industria Farmacéutica en los gastos del
desarrollo de medicamentos y tecnologías sanitarias. Personalmente, esta idea
me parece acertada siempre y cuando los beneficios resultantes del nuevo
medicamento también sean compartidos, de forma que una parte recaiga nuevamente
en la administración y pueda ser dirigido a otras actividades sanitarias.
Finalmente,
Bernat Soria defiende que “No será
posible acometer ninguna acción efectiva de manera unilateral. El único camino
que puede garantizar y contribuir a la sostenibilidad del sistema sanitario
conlleva necesariamente la implicación y el compromiso de los múltiples
agentes que en él intervienen.” Es
decir, que es necesario:
- La alianza entre todos los integrantes del SNS (pacientes, gestores hospitalarios, personal sanitario, farmacias…)
- El fomento del sector de I+D+i, con riesgos compartidos entre Gobierno e Industria Farmacéutica.
- La formación en materias de promoción y prevención de la salud.
- El aumento de la trasparencia y acceso a la información sobre los objetivos y actuaciones de la Industria Farmacéutica.
Mi conclusión: Pienso que en este informe se dan múltiples datos numéricos (sombrero
blanco) sobre productividad, la competitividad internacional, la generación de
empleo,… que produce de la Industria Farmacéutica y se menciona su
participación en la prevención y promoción de la salud, aunque no se dan datos
ni se exponen ejemplos de este último hecho… Pero, ¿Acaso a la Industria
Farmacéutica le conviene que la gente no enferme? Si no hay enfermos, ¿Quién
consumirá los medicamentos?... Son las preguntas que me he planteado mientras
leía este informe y que han quedado sin solución.
LA SANIDAD NO DEBERÍA SER UN NEGOCIO (aunque de hecho lo sea)
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